Heath's Modern Language Series: Spanish Short Stories Part 9
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Pero el incognito de la barca solo era aparente. Todos la conocian en Torresalinas y no hablaban de ella sin sonreir y guinar un ojo, como si les recordase algo que excitaba malicioso regocijo.
Una manana, a la sombra de la barca abandonada, cuando el mar hervia bajo el sol y parecia un cielo de noche de verano, azul y espolvoreado de puntos de luz, un viejo pescador me conto la historia.
--Este falucho--dijo acariciandole con una palmada el vientre seco y arenoso--es _El Socarrao_,{52-2} el barco mas valiente y mas conocido de cuantos se hacen al mar desde Alicante a Cartagena. Virgen Santisima! El dinero que lleva ganado este _condenao_! Los duros que han salido de ahi dentro! Lo menos lleva hechos{53-1} veinte viajes desde Oran a estas costas, y siempre con la panza bien repleta de fardos.
El bizarro y extrano nombre de _Socarrao_ me admiraba algo, y de ello se apercibio el pescador.
--Son motes, caballero; apodos que aqui tenemos lo mismo los hombres que las barcas. Es inutil que el cura gaste sus latines con nosotros; aqui, quien bautiza de veras, es la gente. a mi me llaman Felipe; pero si algun dia me busca usted, pregunte por _Castelar_, pues asi me conocen, porque me gusta hablar con las personas, y en la taberna soy el unico que puede leer el periodico a los companeros. Ese muchacho que pasa con el cesto de pescado es _Chispas_, a su patron le llaman _El Cano_, y asi estamos bautizados todos. Los amos de las barcas se calientan el caletre buscando un nombre bonito para pintarlo en la popa. Una la _Purisima Concepcion_, otra _Rosa del Mar_, aquella _Los Dos Amigos_; pero llega la gente con su mania de sacar motes, y se llaman _La Pava_, _El Lorito_, _La Medio Rollo_, y gracias que no las distingan con nombres menos decentes. Un hermano mio tiene la barca mas hermosa de toda la matricula; la bautizamos con el nombre de mi hija, _Camila_; pero la pintamos de amarillo y blanco, y el dia del bautizo se le ocurrio decir a un pillo{53-2} de la playa, que parecia un huevo frito. Querra usted creerlo? Solo con este apodo la conocen.
--Bien--le interrumpi,--pero y _El Socarrao_?
--Su verdadero nombre era _El Resuelto_; pero por la p.r.o.nt.i.tud con que maniobraba y la furia con que acometia los golpes de mar, dieron en llamarle _El Socarrao_, como a una persona de mal genio... Y ahora vamos a lo que le ocurrio a este pobre _Socarraico_ hace poco mas de un ano, la ultima vez que vino de Oran.
Miro el viejo a todos lados, y convencido de que estabamos solos, dijo con sonrisa bonachona:
--Yo iba en el, sabe usted? Esto no lo ignora nadie en el pueblo; pero si yo se lo digo es porque estamos solos y usted no ira despues a hacerme dano. Que demonio! Haber ido en _El Socarrao_ no es ninguna deshonra. Todo eso de aduanas y carabineros y barquillas de la Tabacalera, no lo ha creado Dios; lo invento el gobierno para hacernos dano a los pobres, y el contrabando no es pecado, sino un medio muy honroso de gana.r.s.e el pan exponiendo la piel en el mar y la libertad en tierra. Oficio de hombres enteros y valientes como Dios manda.
Yo he conocido los buenos tiempos. Cada mes se hacian dos viajes, y el dinero rodaba por el pueblo que{54-1} era un gusto. Habia para todos; para los de uniforme, pobrecitos que no saben como mantener su familia con dos pesetas, y para nosotros la gente de mar.
Pero el negocio se puso cada vez peor, y _El Socarrao_ hacia sus viajes de tarde en tarde, con mucho cuidado, pues le constaba al patron que nos tenian entre ojos y deseaban meternos mano.
En la ultima correria ibamos ocho hombres a bordo. En la madrugada habiamos salido de Oran, y a mediodia, estando a la altura de Cartagena, vimos en el horizonte una nubecilla negra, y al poco rato un vapor que todos conocimos. Mejor hubieramos visto{55-1} asomar una tormenta. Era el canonero de Alicante.
Soplaba buen viento. ibamos en popa con toda la gran vela de frente y el foque tendido. Pero con estas invenciones de los hombres, la vela ya no es nada, y el buen marinero aun vale menos.
No es que nos alcanzaban, no senor. Bueno es _El Socarrao_ para deja.r.s.e atrapar teniendo viento! Navegabamos como un delfin, con el casco inclinado y las olas lamiendo la cubierta; pero en el canonero apretaban las maquinas y cada vez veiamos mas grande al barco, aunque no por esto perdiamos mucha distancia. Ah! Si hubieramos estado a media tarde!
Habria cerrado la noche antes que nos alcanzara,{55-2} y cualquiera{55-3} nos encuentra en la obscuridad. Pero aun quedaba mucho dia, y corriendo a lo largo de la costa era indudable que nos pillarian antes del anochecer.
El patron manejaba la barra con el cuidado de quien tiene toda su fortuna pendiente de una mala virada. Una nubecilla blanca se desprendio del vapor y oimos el estampido de un canonazo.
Como no vimos la bala, comenzamos a reir satisfechos y hasta orgullosos de que nos avisasen tan ruidosamente.
Otro canonazo, pero esta vez con malicia. Nos parecio que un gran pajaro pasaba silbando sobre la barca, y la antena se vino abajo con el cordaje roto y la vela desgarrada. Nos habian desarbolado, y al caer el aparejo le rompio una pierna a uno de la tripulacion.
Confieso que temblamos un poco. Nos veiamos cogidos, y que demonio! ir a la carcel como un ladron por ganar el pan de la familia, es algo mas temible que una noche de tormenta. Pero el patron de _El Socarrao_ es hombre que vale tanto como su barca.
--Chicos, eso no es nada. Sacad la vela nueva. Si sois listos no nos cogeran.
No hablaba a sordos, y como listos no habia mas que pedirnos. El pobre companero se revolvia como una lagartija, tendido en la proa, tentandose la pierna rota, lanzando alaridos y pidiendo por todos los santos un trago de agua: para contemplaciones estaba el tiempo!{56-1} Nosotros fingiamos no oirle, atentos unicamente a nuestra faena, separando el cordaje y atando a la antena la vela de repuesto, que izamos a los diez minutos.
El patron cambio el rumbo. Era inutil resistir en el mar a aquel enemigo que andaba con humo y escupia balas. a tierra, y que fuese lo que Dios quisiera!{56-2}
Estabamos frente a Torresalinas. Todos eramos de aqui y contabamos con los amigos. El canonero, viendonos con rumbo a tierra, no disparo mas.
Nos tenia cogidos, y seguro de su triunfo, ya no extremaba la marcha. La gente que estaba en esta playa no tardo en vernos, y la noticia circulo por todo el pueblo. _El Socarrao_ venia perseguido por un canonero!
Habia que ver{56-3} lo que ocurrio. Una verdadera revolucion: creame usted, caballero. Medio pueblo era pariente nuestro, y los demas comian mas o menos directamente del _negocio_. Esta playa parecia un hormiguero. Hombres, mujeres y chiquillos nos seguian con mirada ansiosa, lanzando gritos de satisfaccion al ver como nuestra barca, haciendo un ultimo esfuerzo, se adelantaba cada vez mas a su perseguidor, llevandole una media hora de ventaja.
Hasta el alcalde estaba aqui para servir en lo que fuera bueno. Y los carabineros, excelentes muchachos que viven entre nosotros y son casi de la familia, hacianse a un lado, comprendiendo la situacion y no queriendo perder a unos pobres.
--a tierra, muchachos!--gritaba nuestro patron.--Vamos a embarrancar.
Lo que importa es poner en salvo fardos y personas. _El Socarrao_ ya sabra salir de este mal paso.
Y sin plegar casi el trapo, embestimos la playa, clavando la proa en la arena. Senor, que modo de trabajar! Aun me parece un sueno cuando lo recuerdo. Todo el pueblo se tiro sobre la barca, la tomo por asalto: los chicuelos se deslizaban como ratas en la cala.
--Aprisa! Aprisa! Que vienen los del gobierno!
Los fardos saltaban de la cubierta: caian en el agua, donde los recogian los hombres descalzos y las mujeres con la falda entre las piernas; unos desaparecian por aqui; otros se iban por alla; fue aquello visto y no visto, y en poco rato desaparecio el cargamento, como si lo hubiera tragado la arena. Una oleada de tabaco inundaba a Torresalinas, filtrandose en todas las casas.
El alcalde intervino paternalmente.
--Hombre, es demasiado--dijo al patron.--Todo se lo llevan y los carabineros se quejaran. Dejad al menos algunos bultos para justificar la aprehension.
Nuestro amo estaba conforme.
--Bueno; haced unos cuantos bultos con dos fardos de la peor picadura.
Que se contenten con eso.
Y se alejo hacia el pueblo, llevandose en el pecho toda la doc.u.mentacion de la barca. Pero aun se detuvo un momento, porque aquel diablo de hombre estaba en todo.
--Los folios! Borrad los folios!
Parecia que a la barca le habian salido patas.{58-1} Estaba ya fuera del agua y se arrastraba por la arena en medio de aquella mult.i.tud que bullia y trabajaba, animandose con alegres gritos:
--Que chasco! Que chasco se llevaran los del gobierno!
El companero de la pierna rota era llevado en alto por su mujer y su madre. El pobrecillo gemia de dolor a cada movimiento brusco, pero se tragaba las lagrimas y reia tambien como los otros, viendo que el cargamento se salvaba y pensando en aquel chasco que hacia reir a todos.
Cuando los ultimos fardos se perdieron en las calles de Torresalinas, comenzo la rapina en la barca. El gentio se llevo las velas, las anclas, los remos: hasta desmontamos el mastil, que se cargo en hombros una turba de muchachos, llevandolo en procesion al otro extremo del pueblo.
La barca quedo hecha un ponton, tan pelada como usted la ve.
Y mientras tanto, los calafates, brocha en mano, pinta que pinta. _El Socarrao_ se desfiguraba como un burro de gitano.{58-2} Con cuatro brochazos fue borrado el nombre de popa; y de los folios de los costados, de esos malditos letreros, que son la cedula de toda embarcacion, no quedo ni rastro.
El canonero echo anclas al mismo tiempo que desaparecian en la entrada del pueblo los ultimos despojos de la barca. Yo me quede en este sitio, queriendo verlo todo, y para mayor disimulo ayudaba a unos amigos que echaban al mar una lancha de pesca.
El canonero envio un bote armado y saltaron a tierra no se cuantos hombres con fusil y bayoneta. El contramaestre, que iba al frente, juraba furioso mirando a _El Socarrao_ y a los carabineros, que se habian apoderado de el.
Todo el vecindario de Torresalinas se reia a aquellas horas, celebrando el chasco, y aun hubiera reido mas, viendo, como yo, la cara que ponia aquella gente al encontrar por todo cargamento unos cuantos bultos de tabaco malo.
--Y que paso despues?--pregunte al viejo.--No castigaron a nadie?
--a quien? unicamente podian castigar al pobre _Socarrao_, que quedo prisionero. Se ensucio mucho papel y medio pueblo fue a declarar; pero nadie sabia nada. De que matricula era el barco? Silencio; nadie le habia visto los folios. Quienes lo tripulaban? Unos hombres que al varar habian echado a correr tierra adentro. Y nadie sabia mas.
--Y el cargamento?--dije yo.
--Lo vendimos completo. Usted no sabe lo que es la pobreza. Cuando embarrancamos, cada uno agarro el fardo que tenia mas a mano y echo a correr para esconderlo en su casa. Pero al dia siguiente estaban todos a disposicion del patron: no se perdio ni una libra de tabaco. Los que exponen la vida por el pan y todos los dias le ven la cara a la muerte, estan mas libres de tentaciones que los otros...
--Desde entonces--continuo el viejo--que{59-1} esta aqui preso el pobre _Socarrao_. Pero no tardara en hacerse a la mar con su antiguo amo.
Parece que ha terminado el papeleo; lo sacaran a subasta y se lo quedara el patron{60-1} por lo que quiera dar.
Heath's Modern Language Series: Spanish Short Stories Part 9
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